Coronar el Espacio.

En pleno “enlatado hogareño” de la población mundial – me gusta más enlatar que confinar- . Esta semana, Irán ha lanzado con éxito su primer satélite militar.

Más allá de su inTENSA relación con los EEUU, sorprende un lanzamiento así. Obviamente más allá de un simple lanzamiento espacial, yace una muestra de desafío militar. Esto lo dice Donald en Twitter y yo aquí. En esa acción militar hay algo más que un simple “juguete militar” en el espacio.

Pero sin menospreciar los juguetes iraníes, lo que realmente me llama la atención es, ¿quién tiene facultades para explorar y utilizar el espacio ultraterrestre? ¿Dónde se encuentra la frontera espacial?¿ Qué ocurre si los intereses de dos Estados chocan en el espacio? ¿Existe alguna norma que rija tal locura espacial?

Pues sí, el Tratado Internacional  sobre el Espacio Ultraterrestre. A modo esquemático, son cinco los tratados reguladores de una materia tan poco terrenal, éstos son:

  • Tratado de 1967 que fija principalmente los principios que rigen toda actividad de exploración y utilización del espacio exterior, incluida la Luna y otros cuerpos celestes.
  • Acuerdo de Salvamento de 1968. Regula principalmente el rescate y retorno de astronautas.
  • Convenio sobre Responsabilidad de 1972. Fija las normas sobre responsabilidad por los daños causados por objetos espaciales.
  • Convenio sobre el Registro de 1975. Regula el registro de los objetos lanzados al espacio.
  • Tratado de la Luna de 1979. Regula las actuaciones de los Estados en la Luna y otros cuerpos celestes.

Como en las mejores sagas cinematográficas, no todos ellos han tenido la misma aceptación. A modo de curiosidad, el primero de ellos ha sido el adoptado por más Estados, siendo el Tratado de la Luna el que menos.

¿Cuáles son los principios que rigen la exploración y utilización espacial?

Principalmente son siete (Tratado de 1967):

  • Libertad de exploración y utilización del espacio terrestre.
  • Igualdad en la exploración y utilización.
  • No apropiación. Lo siento, si estás pensando en lograr reconocimiento político alegando poseer la soberanía de la Luna u otro cuerpo celeste, cambia de idea.
  • Uso para fines pacíficos. No, no puedes colocar una base, instalación o fortificación militar en la Luna. Ni utilizar la órbita terrestre para fijar armas nucleares o de destrucción de masas. ¿ Y satélites con fines militares como el lanzado por Irán? Luego te lo digo.
  • Imputabilidad a los Estados por las actividades realizadas en el espacio, por sus organizaciones gubernamentales o no gubernamentales. Si la empresa organizadora de las fiestas patronales de tu pueblo tiene el capricho de “dañar” el espacio, el Estado es responsable. Ojo, más allá de que necesites una licencia o control de toda actividad espacial que pienses iniciar, no dudes que la esperanza de vida de tu empresa será nula. El Estado te repercutirá el daño.
  • Cooperación y asistencia mutua. Si, suena a slogan publicitario de alguna empresa de seguros.
  • Subordinación al Derecho Internacional.

Por no dejarte con la duda del heroico acto realizado esta semana por Irán, perfectamente pueden entenderse que un lanzamiento al espacio de un satélite con fines militares – aunque el gobierno asegure que sus fines son pacíficos- , no es otro que, vigilar, controlar y ¿por qué no? Dirigir el lanzamientos de misiles en tierra.

Pues sí, puede tener ese fin, pero lo cierto es que en un espacio en el que hay más de 300 satélites con fines militares, y EEUU es su principal titular, ¿quién va a prohibir a Irán el suyo? En ocasiones por encima del derecho, está la política.

¿Dónde empieza el espacio ultraterrestre?

El espacio es el objeto regulatorio más grande al que se ha enfrentado cualquier rama del derecho. Quizás hoy en día, dentro de tu enlatado hogareño, pueda parecer que el espacio se encuentra más allá de la puerta de tu casa. Lo siento, no viajas al espacio cada vez que sales de casa.

La NASA y la FAI (Federación Aeronaútica Internacional) fijan la frontera en una línea a 100 km sobre el nivel del mar, también llamada Línea de Kármán. ¿Por qué esa frontera? Porque el Señor Kármán, ingeniero de profesión, fijó que en ese punto kilométrico la atmósfera era tan fina que para que un avión se sustentara, tenía que viajar más rápido que la velocidad orbital. ¿Y qué es la velocidad orbital? No te pases, no soy ingeniero, ni Pedro Duque. Googlea- si, soy moderno y uso ese término-  “qué es la velocidad orbital” y lo descubres.

¿Se pueden explotar los recursos ultraterrestres?

Existen ya Estados buscando la posibilidad de explorar o explotar el espacio ultraterrestre. De hecho con el lanzamiento de un satélite en órbita, ya se está explotando el espacio. Pero, ¿puede España enviar un par de mineros a picar en la Luna? El Tratado cita de nuevo la igualdad, la colaboración entre los Estados para explorar y utilizar la Luna y otros cuerpos celestes.

Es más, señala que cuando esa explotación sea viable, se fije un régimen internacional para regular esa explotación. ¿Se fijarán tasas o impuestos por explotar la Luna? Puede ser..  Es decir, podría ir el minero a picar, pero con precauciones. No queremos que se ponga en riesgo el ecosistema lunar.

¿Quién es responsable de los objetos lanzados al espacio?

En principio lo es el Estado, directamente por ser quien lance el objeto e indirectamente por ser realizado a través de una organización o empresa, de cuyo control es responsable.

Por lo tanto, todo fácil y bonito. No, el problema  es que aunque todos los objetos lanzados al espacio han de tener un código registrado que lo identifique, no siempre se conserva ese registro o lo que es más probable, se descomponga en pequeños trozos, y resulte imposible determinar la responsabilidad. De todos esos irresponsables trozos, surge la basura espacial.

Si te interesa el medio ambiente espacial, sabrás que más de 750.000 objetos de más de un centímetro se encuentran orbitando en el espacio (a más de 56.000 km/h). Sí, tenemos un vertedero en el espacio,  con miles de objetos que pueden chocar con otros objetos mayores que nos hacen la vida más fácil ( satélites). Pero tranquilo, si tienes objetos espaciales en órbita, de momento no tienes que establecer un sistema de reciclaje. Un cubo espacial.

¿Qué ocurre si los intereses de dos o más Estados chocan en el espacio?

El Tratado de 1967 no fija un sistema de resolución de conflictos. Establece de manera muy leve, basándose en el principio de cooperación y asistencia mutua, un sistema de “ si me molesta lo que haces o vas a hacer en el espacio, tratemos de cooperar mutuamente a través de consultas internacionales”. Si, está muy bien, pero si en numerables ocasiones esas consultas son infructuosas para los conflictos terrestres, ¿lo van a ser para los espaciales? No tiene pinta.

Si es cierto que el Convenio de 1972 fija un sistema similar de cooperación diplomático de reclamación por los daños ocasionados por los lanzamientos realizados por Estados.

Si sois dos Estados miembros de Naciones Unidas, acudir a esta vía diplomática. El proceso es sencillo, se reclama ante la ONU y si la diplomacia no tiene éxito ( tras un año) se ha de constituir una Comisión de Reclamaciones. Un miembros lo elige el reclamante, otro el reclamado y el tercero presidente, entre ambos. Pero, ¿si tienen un conflicto van a fijar de común acuerdo un presidente? Pues si no lo hacen, el Secretario de Naciones Unidas lo hará.

El proceso de reclamación finalizará con la fijación de una indemnización o recomendación ( colleja). Pero lo mejor de todo, ¿si el Estado “culpable” se niega a indemnizar? Pues no hay proceso ejecutorio establecido para ello, una vez más se alude a la cooperación.

En la última década el Tribunal Permanente de Arbitraje fijó  unas reglas opcionales para resolver conflictos espaciales a través del arbitraje.

Existe también un sistema de consultas, establecido en el ámbito de actuación de la Estación Espacial Internacional, si bien, no va más allá del mencionado previamente. Conciliar, mediar o arbitrar, si las partes implicadas no llegan a un acuerdo.

¿Qué sería lo ideal? Pues obviamente que existiera un Tribunal Internacional que resolviera todas las cuestiones ultraterrestres, y al que todos los Estados se sometieran.

Y hasta aquí, de momento  sigue ocupando tu mente con las preocupaciones terrenales, pero ten curiosidad por leer un poco más del espacio ultraterrestre. Más adelante, seguiré haciéndome preguntas ultraterrestres, espero que al responderlas, tenga los pies en la tierra.

 

 

 

 

 

 

 

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